Rosa-Me
voy.
Juan-Y
siempre lo mismo, tomamos siempre por el camino mas fácil ¿eh? Tiramos la
piedra y escondemos la mano, claro después le damos una vueltita por ahí y
chau, el tiempo todo lo cura ¿Dónde están los chicos?
Rosa-Los
lleve a la casa de mi prima, para que no escuchen.
Juan- ¡Ah,
menos mal! Creí que estaban en la calle, no me gusta que anden en la calle como
dos vaguitos los chicos.¿Qué es lo
que no tienen que escuchar?
Rosa-Me
voy.
Juan- ¿Y te
vas justo que llego yo? Yo vengo de la calle con cosas para contar, cosas sencillas,
pelotudeces si querés pero que hacen al ejemplo de una familia tipo como la
nuestra ¿no? ¿Y que es lo que uno se encuentra cuando lega a su casa?
¡Incomunicación! Y bueno será así, y en este caso como en todos los casos, el
hombre es el que debe aportar la mayor cuota de comprensión. Te escucho Rosa.
Rosa-Me voy
Juan, me voy con los chicos, te dejo.
Juan-¡Como
que me dejas la puta que te parió! Decime quien es ¿lo conozco?
Rosa-A mi
no me levantes la mano, sáltame, ¡acábala! no es lo que vos crees. ¡No es un hombre,
es una mujer!
Juan- Pero
en que clase de mundo podrido estamos viviendo ¿vos te vas a llevar a los
chicos para vivir con una mujer?
Rosa-¡No te
hagas el boludo, se llama Miriam!
Juan-No me
cambies de tema rosa, estábamos hablando de otra cosa.
Rosa-Trabaja
en el supermercado, Pedro se lo dijo a mi papa.
Juan-¡Pedro
otra vez, ese hijo de puta! Rosa por favor créeme se trata de, es una
conspiración rosa, esa mina no existe ¿Cómo dijiste que se llamaba?
Rosa-¡La vi.
Juan, la vi! ¿Por qué le dijiste que estábamos separados?